EL GOBIERNO PROVINCIAL RECIBIO UN DURO MENSAJE DE LAS URNAS Y DEBE REORDENARSE DE CARA AL 2027

El gobierno de la provincia de Santa Fe acaba de recibir un golpe político inesperado y profundo. Las elecciones de este domingo dejaron una señal clara: los santafesinos le dieron la espalda a la lista de diputados nacionales que encabezaba la propia vicegobernadora Gisela Scaglia, que apenas logró superar el 18% de los votos y terminó en un lejano tercer lugar.


Ni la intensa campaña provincial que compartió el gobernador Maximiliano Pullaro junto a su compañera de fórmula fue suficiente para revertir el malestar social que hoy atraviesa a vastos sectores del Estado y la ciudadanía.

El oficialismo enfrenta un malestar profundo en los sectores públicos: docentes, trabajadores estatales, personal de salud y fuerzas policiales expresan un creciente descontento. El gobierno no ha logrado sostener un diálogo fluido ni un vínculo de empatía con quienes, en gran medida, son los que sostienen el funcionamiento diario del Estado.

A esto se suma una estrategia de comunicación errada, centrada casi exclusivamente en redes sociales, con una inversión millonaria que no logró traducirse en votos. La apuesta a una campaña digital —sin articulación con los medios tradicionales— terminó por mostrar sus límites.

Las redes son poderosas, pero no reemplazan la credibilidad que generan los medios locales y regionales. Los diarios, las radios y los canales del interior siguen siendo el espacio donde “Doña Rosa”, en cada pueblo y ciudad, forma su opinión política. El gobierno apostó todo a lo digital y se olvidó de hablarle a la gente real.

El resultado electoral del domingo no es un simple tropezón: es una advertencia directa al corazón del poder provincial. El gobierno deberá recalcular su rumbo, dar un giro de 180 grados y reconstruir “los puentes” con la sociedad santafesina.

Pullaro, que cuenta con la posibilidad de buscar la reelección en 2027 gracias a la reforma constitucional, deberá ahora dejar en suspenso cualquier aspiración nacional y concentrarse en recomponer su imagen dentro de Santa Fe.

El mensaje de las urnas fue contundente: el gobierno perdió la calle, perdió el pulso de la gente y perdió el relato. Si no logra corregir el rumbo en los próximos dos años, el riesgo es claro: que en 2027 la Casa Gris quede en manos de La Libertad Avanza, el espacio que capitalizó el voto bronca en distritos como Córdoba y la propia Santa Fe.

A nivel nacional, Javier Milei fue ratificado en provincias clave —como Santa Fe—, a pesar de los escándalos de corrupción y la crisis económica que atraviesa su gestión. El libertario sigue siendo visto por el electorado antikirchnerista como el mejor vehículo para expresar su rechazo al pasado reciente.

El mensaje es claro: quien no escuche, quedará afuera del nuevo tablero político argentino. Las urnas hablaron, y con fuerza. El gobierno santafesino tiene ahora la oportunidad —y la obligación— de leer correctamente el mensaje popular.

El camino hacia 2027 no será fácil, pero aún hay tiempo para reordenar, escuchar y reconstruir. Si Pullaro logra hacerlo, puede reencauzar su gestión y recuperar la confianza perdida. Si no, las urnas volverán a marcar el rumbo.

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