El Senado de la Nación aprobó el jueves, y convirtió en Ley, un proyecto venido en revisión desde la Cámara de Diputados que modifica la Ley de Tránsito y ordena la llamada “tolerancia cero” para el consumo de alcohol de los conductores de vehículos de motor de cualquier tamaño y peso.
La iniciativa que prohíbe conducir cualquier tipo de vehículos con una alcoholemia superior a cero miligramos por litro de sangre, obtuvo 48 votos a favor y nueve en contra, entre los que se contaron a los oficialistas sanjuaninos María del Carmen López Valverde y Sergio Uñac; y los opositores Alfredo Cornejo y Mariana Juri, de Mendoza; Roberto Basualdo, de San Juan; Julio Martínez, de La Rioja; Alfredo De Ángeli, de Entre Ríos; Dionisio Scarpin, de Santa Fe; y Juan Carlos Romero, de Salta.
Al fundamentar su voto negativo, el santafesino Scarpin cargó contra la gestión del gobierno nacional en este tema y reveló, para graficar su diatriba: “Llevo recorridos 620 mil kilómetros y solo vi dos procedimientos por alcoholemia. En 10 años como intendente (de Avellaneda) y desde que soy senador nunca me hicieron un control”.
Más adelante, afirmó que tras estudiar mucho esta problemática e intercambiar con especialistas locales y de Europa queda claro que hay cuatro puntos necesarios e importantes a cumplir si se quiere, realmente, bajar los índices de siniestralidad: la concientización permanente, abarcativa y masiva; la educación obligatoria en las escuelas; una legislación uniforme en todo el país, con normas claras y sanciones duras; y los controles masivos con sanciones severas y efectivas. «Que no haya perdón», sostuvo.
Más adelante, en su intervención puntualizó que “la mejor estadística es: a mayores controles, menores muertos por accidentes de tránsito”, y dijo que “excepto en algunas provincias y municipios que lo están haciendo bien, estas cuatro cosas son deficientes en toda la Argentina, no se trabaja como se debe trabajar”. “Pasaron casi 30 años desde que se aprobó la Ley Nacional de Tránsito, una muy buena ley, pero nada cambió porque hay una ineficiencia total del Estado desde el ’94 a esta parte”, fustigó.
El legislador trajo al presente la luctuosa tragedia del Colegio Ecos ocurrida en 2006, cuando el camionero Ángel Soto, con 1,6 miligramos de alcohol en sangre, chocó un micro con estudiantes en la ruta nacional 11, a la altura de Margarita (Dpto. Vera) y provocó la muerte de nueve adolescentes y una de sus profesoras. “Les puedo asegurar que hoy hay decenas de ‘ángeles sotos’ conduciendo alcoholizados por las rutas argentinas”, alertó.
“No podemos ir por atajos, que nos vendan espejitos de colores, porque no es el camino. Lo importante en el control, los argentinos queremos escaparle al problema sancionando una ley, como si las leyes fueran mágicas”, reclamó, y vaticinó que “nada va a cambiar mientras no haya diálogo entre la Agencia Nacional de Seguridad Vial, las provincias y los municipios”.
Para ilustrar la magnitud del problema, compartió un dato de la región de la que es oriundo: “En el norte de Santa Fe muchas veces se rechazan los carnets de conducir, pero por teléfono y correo a esa gente le manda carnets desde otras provincias”.
“Voy a votar en contra para que esto no sea una cortina de humo y para que se trabaje a conciencia”, cerró Scarpin, que con su postura se ganó el abucheo de organizaciones a favor de la ley presentes en los palcos del Congreso.